Siempre que lo veo hace catarsis. Se trata del esposo de una amiga, quien se define a sí mismo como un revolucionario cubano con los pies sobre la tierra. Eso quiere decir consciente de nuestras manchas y reconocedor de nuestras luces. Ayer hablamos de economía, corrupción, los posibles cambios para adecuar la construcción del socialismo a la situación histórica que vive el país. Son temas recurrentes en las tertulias del cubano. Como en la pelota, todo el mundo cree tener la verdad en las manos. El esposo de mi amiga es un profesor universitario. Me dijo que escribió a Granma y le publicaron su artículo completo. ¿Y por qué no? Cartas a la Dirección es una ventana abierta a las opiniones sobre toda la vida nacional.
La tesis de su trabajo en cuanto a economía defiende que en los momentos actuales vendría bien desarrollar la propiedad cooperativa, cuando hay criterios opuestos en relación con quitarle al Estado la propiedad de ciertas y muy determinadas empresas (o establecimientos, si es el caso) de servicios, a las cuales habría que añadirles algunas de producción.
Sin embargo, no son pocos los que confunden la propiedad cooperativa con la propiedad privada. Y ahí me explicaba que en la empresa de propiedad privada existe un dueño (o grupo de dueños) de los medios de producción (herramientas, materiales y otros), que puede o no trabajar, y trabajadores que solo poseen su fuerza de trabajo. En una empresa de producción o servicios de propiedad cooperativa los propios trabajadores son los dueños de los medios de producción.
Coincidimos en que el Estado —lo cito— “no puede ocuparse de administrar timbiriches, tampoco debe encargarse de pequeñas o medianas empresas que, como cooperativas, resultarían más eficientes y contribuirían más y mejor al bienestar de la población. En manos del Estado debe quedar todo lo importante para el control real de la economía y su desarrollo, para impedir que se extienda la propiedad privada más allá de lo que existe en estos momentos, y para ocuparse de las cuestiones esenciales y trascendentales del país”.
Avanzar en términos de cooperativización, no de privatización, porque ya estaríamos entrando en el camino de las recetas neoliberales y eso, nada tiene que ver con la defensa de nuestro proyecto social.
En cuanto a la corrupción, es cierto, constituye el filón que más daño puede hacer al país. Así lo veo. El 17 de noviembre del 2005 Fidel, ante los jóvenes universitarios, expresó en el Aula Magna de la Universidad de La Habana que la Revolución podríamos destruirla nosotros mismos, si no se ponía coto a determinadas manifestaciones que iban floreciendo. La alerta pende sobre nuestras cabezas. ¿Por qué no se habla de ello? Me pregunta el esposo de mi amiga. Sé por dónde iba su inquietud: Aeronáutica Civil, Río Zaza y asociados…supongo que una información oportuna habrá cuando concluyan todas las investigaciones, ¿de qué vale ponerse a especular?