Hoy los comentarios en mi trabajo fueron diversos: el repudio a la Yoani Sánchez por Brasil; los deseos porque acabe la telenovela cubana de turno (Santa María del Porvenir) y lo créditos bancarios, es decir las nuevas formas que se anunciaron y que ya entran en el escenario nacional, sobre esto último «Qué bueno!», exclamó alguien. «Oye, esto se parece a lo que se hace en otros lados», dijo otro. «¿Bienes?», interrogró un tercero y entonces comenzó el debate.
Yo extraje un fragmento de lo publicado en la prensa: «se establecieron determinados bienes que pueden servir de garantías para las instituciones financieras, mediante la constitución de prendas o hipotecas voluntarias: joyas, alhajas o cualquier otro bien de metal o piedras preciosas; objetos de valor cultural (por el momento solo los bienes patrimoniales), vehículos de motor (preferentemente los asegurados por las empresas de Seguros), bienes agropecuarios (ganado mayor, tractores y cosechadoras autopropulsadas), viviendas destinadas al descanso o veraneo; así como solares yermos».
Y claro que Cuba va cambiando. Sin prisas y también sin pausas.