Frank Carlos Vázquez Díaz descollaba por su facilidad en materia de relaciones públicas. Tenía «chispa» para el contacto con los otros y su habilidad lo llevaba además a estar «en la última» en todo, así que en 1998, en medio del período especial, propone a un grupo de jóvenes artistas crear un proyecto cultural alternativo que diera a conocer sus obras y atrajera la atención, en particular, de los circuitos internacionales. La aceptación fue tan inmediata como entusiasta.
Arte Cubano, como nombraron la página web que entonces vio la luz, se convirtió en «uno de los primeros sitios de su tipo que existían en el país» y constituyó el sustento promocional de lo que comenzaba a gestarse en aquel «pequeño local en La Habana Vieja ubicado en la calle Obispo», recuerda Frank Carlos. Sigue leyendo