(Lázaro Fariñas, periodista cubano radicado en Miami, escribió este artículo publicado en Rebelión. Al leerlo recordé a una persona querida quien hace unos días me preguntó por Pablo. Le respondí, justo, algunas de las ideas que expresa Fariñas, por eso Kimbombo reproduce este texto)
Otra vez los irreverentes, irracionales e intolerantes de la ultraderecha cubanoamericana de Miami se han alborotado. En realidad, eso no tiene nada de extraño, ya que estos personajes se pasan casi todo el tiempo alborotados. Es increíble, no se cansan de hacer el ridículo. Anteriormente, y en muchas ocasiones, he escrito sobre las ridiculeces que protagonizan en las calles de esta ciudad, entre ellas, ya que es imposible recontarlas todas, han comido sombreros mexicanos, aplastados discos compactos, han hecho huelgas de hambre de mentirita, conferencias de prensa por encapuchados, etc.
Ahora andan hablando pestes de Pablo Milanés porque este presentará un concierto el día 27 de este mes en un auditórium local. Milanés hace conciertos en Europa, América Latina y en Cuba, y es aplaudido delirantemente por el público que asiste a los mismos. Se autodefine como un hombre que ve las cosas buenas de la Revolución Cubana y las defiende y critica lo que él considera que debe ser criticado de la misma. No es un funcionario del gobierno revolucionario, no ocupa cargo público alguno y dice lo que piensa tanto fuera, como dentro de Cuba.
Sus canciones son cantadas por millones de personas alrededor del mundo, incluyendo miles y miles de cubanos y latinoamericanos que residen en Miami. Es grande entre los grandes. Es un orgullo de Cuba y de la inmensa mayoría de los cubanos. Sus ideas políticas no son debatidas por sus seguidores, quienes disfrutan de sus maravillosas canciones. Sin importar lo que Pablo diga o piense políticamente, sus canciones se oyen, se cantan y se tararean en cualquier rincón del mundo. Sigue leyendo